Otra vez: RESA y América Latina

Si consideran mi entrada anterior que trata de RESA (RESA: Vivir en 14m² sin privacidad y con régimen de cárcel), escrita hace un año cuando todavía residía en la Residencia Giner de los Ríos, y los comentarios escritos posteriores por antiguos residentes y empleados (o sea, clientes), se dará cuenta que no trato mucho “el ambiente” entre los estudiantes. 

Hace poco encontré en Internet la historia de una estudiante que relata este ambiente estudiantil que resulta fatal para cualquier persona educada y por su ser independiente: Esta residencia apesta: fuera RESA. Muchas veces me pregunto: “Y en la vida real, actuarían los “ángeles del infierno” de la misma manera?”.

RESA es, como dijo “Virgina” en su comentario, poco más que una empresa que busca el lucro y no los beneficios en su modus operandi. La mala calidad de la obra y el pésimo tratamiento del personal son condenados como aceptable por un grupo de mandatarios públicos y privados que esconden su responsabilidad bajo la subcontratación. 

En Alcalá, sus residentes fueron más “educados” ya que casi todos están allí para estudiar un posgrado. Muchos de ellos disfrutan de una beca de un organismo internacional o de la Universidad. Lo positivo esque hay muchas nacionalidades, sobre todo de América Latina, lo que convierte la residencia en un punto de encuentro. Así fue durante los primeros meses; como en una película estadounidense se organizaron fiestas y encuentros. Se formaron las primeras parejas y poco a poco expusieron las contiendas históricas, antiguos rencores no pronunciados y los criterios “de selección” no escritos.

De esta manera formaron los mismos grupos que se hubiesen formado en su propio país, excluyendo siempre a la persona que se encuentra fuera o que no haya un grupo a que pueda llamar. Lo que empezó como una agrupación de los muchos individuos terminó a través de la exclusión de “individuales” no deseados en la formación de unos grupos que siguieron, sin necesidad de tener reglas explícitas, una manera de comportamiento muy precisa. Llámalo bulling, llámalo mobbing; a final del día las personas excluidas se agrupan por necesidad para defenderse contra las agitaciones y el acoso.

RESA para mi me ha dejado ver el otro rostro de la “cultura latina”. Hay corrupción, y mucha. Hay odio, y mucho. Todo escondido bajo el lema de ser “mas pasionales” que los europeos, los latinoamericanos confunden lealtad con amistad y lo público con lo privado en todos los asuntos. Confunden el individual con el grupo, el clan con la familia y la racionalidad con la pasión.

A mi me preguntaron varias veces si con la liberación de Ingrit Betancourt se anuncia el fin de las FARC. Francamente, las FARC forman parte de la sociedad colombiana como se siente la hoja de coca en la selva. Lee la historia de Colombia, sus países vecinos y estima su situación actual y futura: una sociedad se hace al incluir las diferencias, no excluyéndolas.

El odio y el amor son considerados como una forma de “pasión”. Y justamente ese odio no pronunciado dentro de la sociedad colombiana no permite que haya paz alguna. Pero le ruego no dar demasiado caso a mi opinión ya que al fin, como me regañó un ingenioso peruano, soy “retazo de un pasado colonial”. En las palabras de Luis Landero: “El odio es una pasión más interesante que el amor“.